RECOMENDAR, O NO, A UN TERCERO PARA UN TRABAJO

Muchas personas dudan en hacerlo y otros dicen claramente que no, porque alguna vez tuvieron una mala experiencia.

Hace muchos años le recomendé un gerente a don Jürgen Paulmann. Él lo contrató y, para mi espanto, éste le robó. Llamé a don Jürgen y le pedí disculpas. Él sonrió y me dijo: “Usted no podía saber” y luego su frase típica “Se vive, se sufre...” y nos reímos ambos. No dejé de recomendar a otros por esto, a la mayoría le fue bien o excelente.

Hecha la misma pregunta a varios expertos en ética, surgen varias respuestas, la mayoría a favor de recomendar. Las razones son varias, dos son las principales, pero; partiendo de la verdad. Esto es, conocer algo en qué cosas es competente el recomendado.

PRIMERO, quién recibe las referencias, recibe información que puede necesitar. Puede ser una gran oportunidad para él mismo acoger a un profesional con potencial. O, puede ayudar a un conocido suyo.

SEGUNDO, el desempeño de una persona depende del contexto en que se encuentre. Una misma persona puede tener un resultado extraordinario en una empresa con cierto equipo. Y, no tanto en otra o con otro jefe. Nadie puede predecir el desempeño del recomendado. Menos aún, presuponer un mal desempeño futuro, porque el referido siempre intentará hacer su mayor esfuerzo.

Negarse a recomendar podría ser un acto algo egoísta o ignorante.

Hay que ser generosos con los demás, tal como uno desearía que fuesen con uno mismo.

RECOMENDAR A ALGUIEN HACE BIEN AL RECOMENDADO, A UNO MISMO Y A QUIEN SE LE PRESENTA.  HACE BIEN A TODOS

SIN EMBARGO, PARA RECOMENDAR BIEN, ES NECESARIO PREVIAMENTE SABER EXPLICAR BIEN LO QUE QUEREMOS QUE SE RECUERDE.

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